Final Fight

En esta entrada voy a hablar sobre un juego que adoro personalmente. Final Fight es todo un clásico arcade de Capcom. Es, con el permiso de Double Dragon, toda una leyenda del género beat’em up.

Ah, insert coin... Qué clásico, ¿eh?

Estamos en los ochenta (1989 en este caso), época en la que los arcade eran lo más, en la que gráficos imposibles para las consolas de sobremesa se podían ver en los salones recreativos. Y, en medio de esa gran época para los videojuegos, nos encontramos con este título. El juego nos transporta a Metro City, una ciudad proclive a la delincuencia, en la que la hija del alcalde Haggar ha sido secuestrada por el líder de mafia de la zona, Mad Gear. Nuestra misión es ir a rescatarla, y es en este punto cuando comienza la acción. Para ello, Haggar, experto en lucha libre, recurre a la ayuda del novio de su hija, Cody, artista marcial, y de su amigo Guy, el ninja.

Aquí podemos ver a los tres personajes seleccionables del juego y algunos datos sobre ellos. ¡Escoge, corre, que hay tiempo!

Sí, como habréis adivinado, podemos pasarnos el juego con tres personajes distintos, cada uno con sus particularidades y distintas habilidades. Y eso no es todo, si se echan más monedas, podemos ir a través de Metro City con dos y hasta con los tres personajes a la vez en un estupendo multijugador. Genial, ¿verdad?.

Joder, es normal que la chica grite en esta escena... el tío que la sostiene da miedo. ¡Mirad qué pintas!

Comienza el juego. Nada más empezar, podemos apreciar unos espectaculares gráficos para la época, un fluido control, y una música de fondo que nunca pasa desapercibida (la banda sonora es genial, y ha sido reutilizada en casi su totalidad en posteriores juegos de Capcom). Hay cantidad de enemigos, cada uno con su distinto diseño y comportamiento, pero todos tienen algo en común: quieren patearte el trasero. Aunque claro, tú no te vas a dejar, y para ello tenemos cantidad de armas que podemos recoger y arrojar, e incluso utilizarlas. Del suelo también podemos recoger objetos diversos (recuperaciones, puntuación extra, etc.). Los escenarios no se quedan atrás: bidones que ruedan, fuego que sale del suelo, lámparas que caen del techo, cantidad de sitios a los que subirse y romper, y fondos que quitan el hipo (destacando el del metro). Avanzando, nos encontraremos al jefe del correspondiente nivel, muchos de los cuales han hecho tal mella en la compañía que han regresado con posterioridad en otros juegos. Y así hasta completar los seis niveles que nos ofrece este genial arcade, sin contar los niveles de bonificación.

Así comienzae el ending. Tranquilos, Haggar no le hace nada a su hija después de esto. No es tan malo como parece, confiad en él.

Al terminar, tenemos una secuencia final que varía según qué personaje haya vencido a Mad Gear. Esto anima a pasarlo con los distintos personajes para ver los diferentes finales. Superarlo no es tan difícil si tienes las suficientes monedas, de todos modos. Pero asegura un rato muy entretenido.

¿Qué más puedo decir de este arcade que creó escuela? Probad a jugarlo. No, no me lo agradezcáis. Espera, creo oír a alguien que dice que ya se lo ha pasado… ¡pues pásalo de nuevo, que una vez más no te va a dañar! Ya me diréis lo que es meterse en el espíritu ochentero que transmite este juego, ya.